“Nuestra inquietud como pescadores, pero también como ciudadanos, viene de la interrogante de por qué la región tiene que ser el basurero de una industria que ha demostrado ser altamente contaminante”, señaló Cesar Jorquera, presidente de A.G de pescadores artesanales de San Vicente, Talcahuano (región del Biobío) y director de la Conapach.

Más de 4 mil toneladas de salmones muertos para ser reducidos en plantas de proceso, están siendo actualmente trasladados vía marítima y terrestre desde la región Los Lagos hacia la región del Biobío, por masiva mortandad de especies producto de las floraciones algales de las que está siendo víctima el fiordo Comau, afectando principalmente a las plantas salmoneras ubicadas en ese lugar.

Ante la emergencia, pescadores artesanales de la región receptora de los desechos encendieron alarmas y sostuvieron una reunión con el Sernapesca para informarse acerca del proceso de traslado de los salmones, sin embargo, dijeron estar preocupados por la situación.

“Nuestra inquietud como pescadores, pero también como ciudadanos, viene de la interrogante de por qué la región tiene que ser el basurero de una industria que se emplaza en las regiones de Los Lagos y Aysén y que ha demostrado ser altamente contaminante. Manifestamos al Sernapesca nuestra preocupación e instamos  a la autoridad a  que sea un proceso transparente”, señaló Jorquera.

“Apuntamos además a que la logística que ocupa la industria salmonera es ineficiente, ya que no entendemos por qué la reducción del desecho no se realiza en la región en la que se origina, teniendo que trasladarse muchos kilómetros hasta nuestras costas, con todo el peligro y las molestias que ello implica para pescadores y ciudadanos”, puntualizó el dirigente.

Jorquera dijo además que desestimaron por ahora presentar una acción judicial para detener el proceso, ya que revestía un peligro mayor el retener la embarcación portadora del desecho en las costas, pero que exigen a las autoridades regionales que se cumpla la normativa y se busque una nueva logística para futuras emergencias. “Como región hemos luchado mucho tiempo para negar la instalación de salmoneras en nuestras costas por lo que no entendemos por qué tenemos que recibir residuos de la misma industria y desde otras regiones, en plena temporada de la sardina y la anchoveta”, finalizó.

Más recursos para  investigación

Ante la emergencia, José Alvarado, presidente de la Federación de pescadores artesanales de Hualaihué, región de Los Lagos y director de la Conapach, sostuvo que aunque la floración algal se produjo en un fiordo cercano, no reviste un mayor peligro para la actividad pesquera y mitilicultora, sin embargo, pidió a la autoridad destinar recursos para realizar estudios donde se analice la naturaleza de estos eventos y sus consecuencias, a la vez que determinar si están relacionados con el cambio climático”. 

“Chile debe enfrentar y estudiar científicamente los fenómenos que revisten peligro de contaminación en los mares chilenos y adoptar nuevas tecnologías en la industria salmonera, que ya están siendo utilizadas en el extranjero y que contribuyen a evitar desastres medioambientales a raíz de la mortandad de peces producidas por las floraciones”, concluyó el dirigente.