Mucho se hablado de la Ley Lafkenche y las consecuencias que podría traer a pescadores artesanales, algueros, recolectores de orilla y otros actores que realizan su actividad en el borde costero y en el mar, todo lo anterior, a raíz de la petición de grandes porciones de territorio marítimo y del borde costero en la región de Los Lagos por falsos representantes de comunidades indígenas, lo que ha perjudicado notablemente el sentido real y profundo de la ley.  

Así lo manifestó el presidente del sindicato de pescadores artesanales de Quellón y director de Conapach, Marcos Salas, quien apuntó al trabajo que se realiza actualmente en conjunto con las comunidades mapuche wuilliche en Quellón, para hacer de la ley Lafkenche una herramienta de conservación ambiental y marina eficiente, respetuosa de todas las comunidades y pescadores artesanales que trabajan en el mar.  

En este sentido, en Yaldad, en la isla de Chiloé, el 14 de agosto pasado, se realizó el 2º encuentro autogestionado de Conservación Marina Comunitaria, convocada por la Coordinadora de Comunidades Mapuche wuilliche por la Defensa del Territorio “Willi Lafken Weychan”, que agrupa a más de 40 comunidades wuilliche de las regiones de Los Lagos y Aysén, donde se levantó una declaración pública que puedes leer íntegra aquí.   

En ella, se reconocen a los pescadores artesanales como vecinos y declaran que «las comunidades mapuche-williche reconocemos el derecho igualitario de uso de estos espacios costeros y marinos, para los pescadores artesanales y recolectores de orilla, y todos aquellos que han hecho y hacen un uso sustentable del mar, sin depredarlo ni dañarlo».  

Y añaden, «por eso, les estamos invitando a ser socios estratégicos para administrar de manera compartida y responsable estos espacios, sabiendo que esta ley es una herramienta que nos sirve tanto a las comunidades indígenas como a los pescadores artesanales, los que hoy ven igualmente amenazada su fuente de trabajo y sustento».  

Al mismo tiempo, rechazan la expansión de la salmonicultura y las relocalizaciones sin la debida consulta a los pueblos originarios, como también el rechazo a la declaración de la región como zona de Floraciones Algales Nocivas (FAN). Además, exigen una fiscalización adecuada de las prácticas de la pesca industrial y la mitilicultura, que son quienes más contaminan, entre otras peticiones.  

En este contexto, Salas indicó que «estamos trabajando con las comunidades de Yaldad, Kokawke, Inkopulli y Folil Trincao, quienes a través de los loncos Cristian Chiguay (Yaldad), Ramón Chiguay (Folil Trincao) y Elias Colivoro (Kokawke) han mostrado su disposición a dialogar y trabajar en conjunto con la pesca artesanal por el bien del mar y borde costero, por tanto, rechazamos en bloque la actitud de algunos líderes que ven en esta ley solo un negocio».     

Y agregó, «la ley Lafkenche se hizo pensando en reconocer los derechos ancestrales del pueblo mapuche, en temas de recuperación de su cultura, tradiciones y sus espacios. En esta lógica, querían recuperar lo perdido, pero también en cuanto al daño que se está provocando en materia medio ambiental. En ese sentido, es una ley completa, que está por sobre la ley de pesca en materia de conservación y de la regularización de las industrias que operan en estos lugares».   

El dirigente de la pesca artesanal, anunció que la secretaria de la Comisión Regional de Usos del Bode Costero (CRUBC) está coordinado mesas por sector productivo para dar paso a una mesa comunal de diálogo entre las comunidades, pescadores artesanales, algueros, recolectores de orilla, salmoneros, entre otros actores, tal como se hizo ya en Hualaihue, donde se llegó a diversos acuerdos. «Hemos estado juntos en todos los movimientos sociales que se han producido por la contaminación y la marea roja, en las demandas de salud, entre otras causas, por eso la idea es seguir trabajando unidos», enfatizó.   

«Para mi, la ley Lafkenche es una de las mejores herramientas para cuidar el medio ambiente, preocupación que siempre hemos tenido tanto pescadores artesanales como las comunidades y todos quienes usamos el borde costero. Antes que apareciera esta ley, ya había pescadores que trabajábamos aquí, por lo tanto, tenemos que ser parte. Así lo entendieron los lonkos mapuches que trabajan con nosotros, pero que otros mal interpretaron y desviaron la verdadera finalidad de esta ley para hacer negocios».