Fuente: Revista Aqua (Versión impresa)

“Tenemos dudas de la real voluntad del gobierno de tramitar una legislación que se transforme en un verdadero estatuto para la pesca artesanal y que refleje el trabajo realizado por nuestras bases”, expuso este conocido dirigente.

Con solo 30 años, el buzo mariscador y recolector de orilla de Caleta Río Seco –ubicada al sur de Iquique (región de Tarapacá)–, Óscar Espinoza, fue elegido en diciembre de 2017 como presidente de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile (Conapach), el principal gremio de la pesca artesanal, con amplio reconocimiento a nivel nacional e internacional, y que reúne a alrededor de 33.000 asociados a lo largo del país. La tarea no ha sido fácil para este joven dirigente, pues ha tenido que lidiar, estos últimos meses, con temas de gran relevancia para el sector, como son los cambios a la Ley de Pesca y otras discusiones normativas, intentando que las propuestas de su sector sean consideradas.

“Para mí, este ha sido un desafío importante, el cual asumí con gran responsabilidad y entusiasmo. La confederación viene realizando un trabajo importante y lo seguiremos realizando con el mayor profesionalismo posible”, dijo en conversaciones con revista AQUA este pescador que ha realizado un valorado trabajo de fortalecimiento productivo de la pesca en la zona norte, impulsando temas como la acuicultura de pequeña escala (APE) y la agregación de valor.

¿En qué posición se encuentra hoy la Conapach? ¿Cuáles son los principales asuntos que toman su agenda? La Conapach sigue siendo el gremio más grande de la pesca artesanal del país y el más reconocido a nivel internacional. Esto se debe al trabajo serio e imparable realizado a lo largo de su historia, que ha permitido a nuestros asociados base ser representados de la mejor forma en discusiones parlamentarias y en la luchas por cambios importantes. Hoy agrupamos a las principales organizaciones del país, aquellas que poseen Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (Amerbs) y que están innovando en materia de sustentabilidad y comercialización. Nos pueden encontrar en las caletas, no solo en los pasillos del Congreso.

Esta nueva dirigencia tiene dentro de sus objetivos lograr incluir en los cambios a la Ley de Pesca las 34 demandas que consensuamos en el Congreso Nacional que tuvimos hace casi un año en Puerto Montt (región de Los Lagos). Hemos ido priorizando temas en concordancia con las discusiones parlamentarias y las propuestas del Ejecutivo.

Entre los asuntos que hemos estado revisando está la Ley de Modernización del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca). También hemos abordado temas relativos a la Ley Corta de Pesca, donde hemos aclarado que no nos parece aceptable que se separe la discusión en dos leyes y que en este proyecto se hable solamente de la pesca industrial. Otros temas que nos convocan son la Ley Larga de Pesca, los escapes de salmónidos, la interacción entre el lobo marino y la pesca artesanal, la Ley de Caletas y la Ley de Relocalización de Mitílidos. Quisiera destacar el trabajo que hemos efectuado con diputados y senadores de las Comisiones de Pesca del Congreso, con quienes hemos sostenido numerosas reuniones; también el trabajo de mis compañeros de la directiva, de distintas regiones, quienes han colaborado activamente.

Respecto de los cambios a la Ley Larga de Pesca, que se espera sea presentada en los próximos meses, ¿cuáles son sus expectativas? En primer lugar, esperamos que en la Ley Corta se incorporen los principales temas que estamos demandando. El Gobierno no puede pretender separar las discusiones, porque eso va en contra del necesario debate en el Congreso. Con la Comisión de Pesca del Senado hemos consensuado que hay materias, como el fraccionamiento, el fin del arrastre y la limitación a la pesca de  las cuotas de altamar al interior de la Zona Económica Exclusiva (ZEE), que deben ser abordadas en este proyecto. Sin duda, los temas que afectan los derechos de acceso y la convivencia entre industriales y artesanales deben ser incluidos. Respecto de la Ley Larga, tenemos dudas de la real voluntad del Gobierno de tramitar una legislación que se transforme en un verdadero estatuto para la pesca artesanal y que refleje el trabajo realizado por las bases de la Conapach, que realmente permita solucionar nuestras demandas y que no sea una herramienta que solo sirva para generar más problemas para los pescadores. Esperamos que alguna vez se tomen en cuenta nuestras peticiones y se legisle a base de la realidad.

Hace unas semanas, un director de Conapach de la región del Biobío cuestionaba el proyecto que busca que la jibia sea capturada solo con línea de mano, argumentando que perjudicaría a quienes capturan el recurso con red de enmalle, trampas y espinel. Sin embargo, sabemos que el gremio ha apoyado el proyecto que se encuentra en el Congreso. ¿Cuál es la posición de la Conapach respecto a la captura de este recurso? La posición de la Conapach es clara: la jibia es 100% artesanal. Si bien es cierto que en la confederación existen afiliados que trabajan con distintos artes de pesca, la gran mayoría está de acuerdo con la línea de mano, lo cual no limita ni restringe que los directores de cada región puedan defender su posición. Es por eso que hacemos al llamado a poner atención, porque no todas las propuestas pueden ser aplicadas de manera general o nacional. Se deben tomar en cuenta las realidades macrozonales y su independencia en temas puntuales para la toma de decisiones consensuadas. Ahora, como organización, tenemos que también apoyar a estos asociados a buscar soluciones aplicadas a ciertos artes de pesca como, por ejemplo, el enmalle.

Continuando con el recurso jibia, hace unas semanas la Subpesca anunció una depuración de los registros y la posibilidad de aumentar la cuota del recurso, con el fin de que el país se presente con una mejor “historia” pesquera cuando la especie sea regulada por la Organización Regional de Pesca (ORP) del Pacífico Sur. ¿Qué le parece esta decisión? Chile no debería participar en la ORP. No se puede permitir que organizaciones externas administren los recursos que se encuentran en nuestra ZEE, menos aún seguir perteneciendo a ella si el Gobierno facilita nuestra ZEE para la extracción de las cuotas compradas en el extranjero, con la posibilidad de capturarlas acá aumentando el esfuerzo pesquero y perjudicando el stock natural de nuestros recursos. Ello incentiva la nula aplicación de los conceptos básicos de desarrollo sustentable. El subsecretario nos falta el respeto cuando habla de limpieza o depuración del Registro Pesquero Artesanal (RPA). La política pública hacia la pesca artesanal no puede tener como premisa que hay que “limpiar” este sistema. No se trata de frenar la natalidad en las caletas pesqueras, se trata de que se administre correctamente el registro, aplicando la ley que obliga cada año a fijar vacantes en cada pesquería artesanal. El Estado está en deuda con la pesca artesanal; tiene a una generación completa sin acceso a las pesquerías.

ACUICULTURA

La Subpesca ha estado tratando, desde hace unos años, de impulsar la acuicultura en Amerbs. Sin embargo, hasta el momento son pocos los que se han atrevido. ¿A qué cree que se debe? Primero, a las pocas capacitaciones y escaso traspaso de información; también a la burocracia para obtener permisos y autorizaciones. Ahora, pienso que esta es una herramienta fundamental para que los pescadores puedan diversificar sus ingresos. Ayuda a quienes tienen más avanzada edad a poder seguir desarrollando actividades ligadas al mar con buena remuneración. Además, permite mantener y aumentar el número de individuos de cada recurso, reduciendo el esfuerzo de pesca en las Amerbs. Las áreas de manejo deberían estar complementadas con hatchery para producir semillas que permitan abastecerse y repoblar, para no solo depender de la producción natural. Pero para que estos emprendimientos tengan resultados positivos, necesitamos complementar el apoyo estatal, relacionado con programas de desarrollo y herramientas, con lo que, tal vez, es lo más importante en la puesta marcha de estos proyectos, que es el capital inicial de inversión.

En la región del Biobío, hay empresas que están solicitando concesiones para el cultivo de salmónidos. Sin embargo, ha habido bastante oposición de la pesca artesanal. ¿Qué opina de esta situación? ¿Está de acuerdo con que se instalen salmonicultoras en dicha zona? Sabemos que es un negocio rentable y que genera muchos empleos, pero también sabemos que la salmonicultura genera ocupación de espacios históricos de pesca (caladeros), daños ambientales por la contaminación en el fondo marino y daños a la flora y fauna por los escapes o el traslado de mortalidad. Además, hay bajas multas por incumplimiento ambiental, todo lo cual no genera tranquilidad ni confianza a las localidades de pescadores artesanales. No estamos de acuerdo con este tipo de acuicultura que genera más daño que bienestar. Los recientes escapes de salmones, de Marine Havest, en Isla Huar; y el de AquaChile, en Quellón, son antecedentes que nos hacen mirar con mayor desconfianza la convivencia entre pescadores y esta industria.

En la zona norte también se están analizando proyectos acuícolas, hasta ahora experimentales, de la mano de recursos como la seriola, corvina y congrio. ¿Qué opina de estas actividades? Insisto, la acuicultura es una herramienta fundamental para el desarrollo local y la diversificación de ingresos, así como para el enfoque de complementar la tecnología con la pesca artesanal. No obstante, esto no debe exceder las capacidades naturales de las zonas donde se desarrolla. Debiera ser una acuicultura extensiva y de bajo impacto.

Para finalizar, ¿cómo imagina la pesca artesanal del país de aquí a unos diez años más? Espero que en diez años más el Ministerio del Mar, Pesca y Acuicultura ya tenga unos ocho años por lo menos, acompañado de una Superintendencia de Pesca y Acuicultura. Estos entes son muy necesarios para poder desarrollar de mejor manera la administración de nuestro territorio marino. También me imagino que en diez años más el arrastre esté eliminado de nuestra ZEE y que pesquerías, como la merluza común y los crustáceos, sean capturadas por artes de pesca selectivos y con una mayor participación de la pesca artesanal en las cuotas. Las pesquerías están en mal estado por que no se ha sabido administrar y fiscalizar; solo se ha apoyado el beneficio económico de algunos por sobre el bienestar de los recursos naturales. También me gustaría dejar claro que todas las alternativas de pesca sustentable, valor agregado, turismo y cultivos a pequeña escala son buenos complementos de ingresos, pero no por buscar otras alternativas de negocios permitiremos la depredación de los recursos que son de todos los que pertenecemos a este territorio.