Pescadores artesanales y sus familias se cansaron de esperar una respuesta y esta semana han salido a la carretera en respuesta a la estigmatización que sufren y al abandono por parte de la autoridad comunal de Iquique y el gobierno regional de Tarapacá   

caramuchoEsta semana, un grupo de pescadores artesanales y sus familias decidieron tomarse la ruta que une Iquique y Tocopilla con el propósito de llamar la atención del alcalde y el intendente de la región de Tarapacá a cerca de las precarias condiciones en las que viven los habitantes de la caleta Caramucho.

Se cansaron de esperar respuestas y aseguran no seguirán esperando, por lo que no descartan futuras movilizaciones, al menos hasta que no obtengan respuestas satisfactorias a sus demandas.

“Nos sentimos ciudadanos de tercera clase, así resumiría lo que sentimos en Caleta Caramucho. No tenemos agua, locomoción, salud, educación; son muchas las necesidades y para la autoridad somos invisibles, se tiran la pelota unos a otros y no hacen nada por solucionar los problemas. Aquí no hay desarrollo”, declaró Susana Valdés, presidenta de la Unión comunal y del sindicato N°2 de algueras, buzos, recolectores de orilla y pescadores artesanales de Caramucho.

“Es por eso, -agregó- que esta semana nos tomamos la carretera en una protesta pacífica y lo único que recibimos fue represión, nos tiraron lacrimógenas directo al techo de nuestras casas, ha sido traumático, hubo muchos detenidos”, acusó la dirigente artesanal.

“Nuestros hijos tienen que viajar a Iquique para poder estudiar, vivir de allegados  porque no existe locomoción, hacen dedo para viajar arriesgando su integridad. Creemos que ha habido vulneración de los derechos de nuestros niños también”, enfatizó Valdés.

Según nos contó Susana Valdés, Caramucho se encuentra a unos 50 kilómetros de Iquique y alberga al menos 300 habitantes, en su mayoría familias de pescadores artesanales y algueros que migraron  en los años 90 en busca de  nuevas oportunidades en la actividad acuícola y pesquera. Caramucho, recién el 2004 recibieron categoría de Caleta y hoy, a veinte años de su asentamiento, aún viven en el desamparo y en una situación donde no están cubiertas ni las necesidades básicas.

“A nosotros nadie nos ha regalado nada, el gobierno nos vendió los terrenos donde nos encontramos hoy, nos entregó áreas de manejo para trabajarlas pero seguimos viviendo una realidad donde no se ve futuro, ni desarrollo. El gobierno quiere potenciar el turismo, las caletas pero no hay una preocupación verdadera e integral”.

Y Culminó, “estamos llenos de parlamentarios populistas que lo único que quieren es servir a las empresas y pelean por intereses que no son los nuestros. A la hora de salir a buscar votos prometen las estrellas  y el cielo, yo les digo a ellos,  vean la realidad que vive la pesca artesanal en sus caletas”.